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              Tras  ser ocupada a los árabes en el siglo XIII, Fernando III la entregó a la Orden de Alcántara a cambio de Trujillo. La institución estableció  aquí su Casa Prioral,  constituyéndose de tal modo en cabeza de toda la Serena. A finales del XV  el Priorato se trasladó a Villanueva, iniciándose con ello la  decadencia de Magacela. 
              El  elemento más significado del lugar es el formidable castillo que lo domina y a cuyo abrigo surgió la  población. Se trata de una fortificación con triple recinto de piedra y  hormigón en cuyos cimientos se aprecian los similares ciclópeos de la primitiva  obra romana. Una poderosa torre del  Homenaje, aljibes y otros restos, atestiguan la importancia de la obra.  En ella se conservan también los restos de la antigua iglesia de Santa Ana,  parroquia primitiva de Magacela,  la cual se mantuvo en culto hasta que resultó incendiada en 1937, y del viejo  cementerio. 
              La población  permaneció en el interior de la fortaleza hasta el siglo XIV, en que el caserío  comenzó a descender por la ladera. Dada la escabrosidad del terreno, la  disposición de las edificaciones sobre la fuerte pendiente constituye un  prodigio de habilidad y pragmatismo. En la zona más alta las calles son  tortuosas y con acusada cuesta, formando quiebros y desniveles donde abundan  los rincones de gran pintoresquismo. 
              Las  calzadas dispuestas por delante de las viviendas, las portadas góticas y demás  componentes, originan un panorama urbanístico de insuperable plasticismo. En  ese ámbito se sitúan la Ermita de San Antonio, primitiva parroquia  extramuros, el Hospital de Caridad,  la cárcel vieja y la casa del Intendente de la Orden de Alcántara.  En la parte baja se levantó hace unas décadas una nueva iglesia parroquial 
              Al  pie de la población, ya en el llano, se sitúa la Ermita de los Remedios, iglesia del antiguo  convento prioral alcantarino, erigido a finales del siglo XV por el Prior  Cristóbal Bravo de Lagunas, cuyo monumento funerario acoge. No lejos se  conserva un magnífico dolmen.  
              Aunque  ha habido algunas modificaciones en el aspecto urbanístico, lo que aún se  conserva del casco histórico hace de Magacela un conjunto inigualable cuya  visita permite gozar de su configuración y rincones, y de las irrepetibles  panorámicas que se dominan desde su atalaya. En 1993 la localidad fue declarada  como Bien de Interés Cultural en la  categoría de Conjunto por la   Junta de Extremadura 
               
            
              Vista de Magacela con el dolmen en      primer plano. 
             
              
            
              
             
              
              
            
                
                
             
            
              Estela de Magacela (Museo Arqueológico      Nacional). 
             
             
            
              Entrada en recodo a la fortaleza. 
             
              
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